Adaptación cinematográfica de la obra teatral “El hombre que amo”
Perfil de los personajes
Ella: Martina (35 años), es
maquilladora y amante del tango, trabaja en un teatro pequeño practicando ambas
pasiones. Ella es una persona responsable, organizada y prolija. Fue la que
tomo la decisión de separarse de Augusto, ya que las diferencias entre ambos
supero su paciencia. Cada vez que ella emprende algo, lo hace con mucha
dedicación y esfuerzo. Augusto es todo lo contrario y eso la enfurece.
Él: Augusto (45 años), es músico
y profesor. Le apasiona la música. No tiene trabajo estable y no le preocupa.
Tampoco le preocupa el orden y la prolijidad. Es tranquilo, sencillo y dulce
con Martina. Él deseaba continuar con la relación, ya que no le molestaban las
diferencias que existían entre ambos, pero acepto la decisión de ella.
Después de un mes de la ruptura,
se cruzan de casualidad en el teatro donde ella trabaja, no pueden evitar la
atracción que sienten y van a cenar juntos a la casa de Martina.
Martina vive sola, donde antes vivía
con Augusto. Él, en cambio, está viviendo en la casa de sus papás. Esto último,
es por una de las razones que Martina cree que su ex es un fracasado e
inmaduro.
A pesar de todo, ellos se quieren;
pero les cuesta ponerse de acuerdo y tener una buena comunicación.
Propuesta de puesta en escena
Escena 1: Martina y Augusto se
cruzan en un teatro. Los dos personajes se ubican enfrentados, cada uno de un
lado del cuadro. Ella viste prolijamente con colores vivos y él no tan
arreglado con colores oscuros. La iluminación va a ser cálida y va marcar las
diferencias entre sí de estos personajes.
Escena 2: Martina y Augusto se
encuentran en la casa de Martina. Es un lugar pequeño, con pocos objetos
ordenados. Hay una mesa, dos sillas y un equipo de música. Aquí también se
ubican cada uno de un lado del cuadro, la luz es cálida y diferente en cada
uno.
Basándome en la poética de Win
Wenders, en las dos escenas se va a observar acción y movimientos de los
personajes dentro del cuadro, no va a haber planos estáticos. Voy a utilizar
planos medios y planos detalles, con cámara en mano y traveling. Va a haber
sonido ambiente y música, principalmente la canción nombrada en la obra “The man i love” de Billie Holiday.
Equipo
Directora: Macarena Aquino;
DF: Lucia Palacios;
Productor: Manuel Olcese.
Guión literario (primera version)
ESC 1. INT – SALA DEL TEATRO – DIA
MARTINA ordena
y guarda sus maquillajes. Agarra su cartera. Sale de la sala y choca de sorpresa
con AUGUSTO.
Se miran.
Augusto sonríe
y Martina se queda seria.
Augusto:
Hola…
Martina: (antipática)
Hola…
Augusto: (entusiasmado)
¿Cómo estás?
Martina:
Bien…
Silencio.
Augusto:
Qué bueno…
Vine a una prueba. Están buscando un guitarrista para una banda
de flamenco…
Silencio.
Augusto:
¿Seguís trabajando acá?
Martina:
¿Y cómo te fue?
Augusto:
¡Estas hermosa! Me fue Bien…
Martina:
Me tengo que ir.
Augusto:
Qué lindo que te quedan los aritos. Voy con vos.
Martina:
No, voy sola…
Augusto
se queda callado mirándola.
Martina:
Podes venir a la noche… a cenar…
Martina
le da un beso en el cachete a Augusto y se va. Augusto se queda mirándola.
ESC 2. INT – CASA MARTINA – NOCHE
Martina
llega a su casa, apurada deja su cartera y lleva las bolsas de las compras a la
cocina. Ordena los objetos desordenados. Se ata el pelo, pone en una fuente
bife de lomo con papas noisette y lo mete en el horno. Va a al baño, se baña,
se maquilla, se pone un vestido colorido y se peina. Revisa la comida. Se mira
en el espejo y se arregla el pelo. Ordena la mesa y pone los platos y los
vasos.
Suena
el timbre.
Martina
abre la puerta y es Augusto que sigue vestido igual que a la tarde cuando se
cruzaron. Martina lo observa y lo invita a pasar.
Augusto:
Traje el postre…
Le
da a Martina dos paquetes de confites y uno está abierto.
Augusto:
Tuve que probar algunos porque tenía hambre. (Ríe)
Martina
lo mira de mala manera y los lleva a la cocina.
Martina:
¿Llevas esto a la mesa?
Martina
le da a Augusto los tenedores y las servilletas y revisa la comida. Luego lleva
la sal a la mesa y ve que los tenedores y las servilletas no están en la mesa,
observa que Augusto los dejo arriba de la silla. Lo mira a Augusto y él está
mirando su viejo celular. Así que Martina los ordena en la mesa. Se lleva los
platos.
Martina:
Ya está la comida…
Silencio…
Veni a buscar tu plato.
Augusto
sigue mirando su celular y se sienta en la mesa.
Martina
lo mira de la cocina y le acerca el plato a la mesa. Vuelve a la cocina.
Agusto
estira el brazo para agarrar el vino y torpemente tira papas de su plato y el
tenedor al piso, igual no le preocupa y se sirve vino.
Lega
Martina con su plato.
Martina: (exaltada)
¿Y ese tenedor? ¿Y esas papas?
Augusto
observa el piso.
Augusto:
Me mandaron un mensaje.
Ah, se me cayó a mi.
Augusto
agarra el tenedor y lo pone sobre la mesa. Martina agarra el tenedor y se va la
cocina.
Augusto:
¿Mi tenedor?
Martina
vuelve enojada con un tenedor limpio y con una escoba para barrer las papas del
piso.
Augusto:
Vamos a comer, después limpias.
Martina
lo mira con odio y ve que Augusto se sirve vino y vuelca sobre la mesa.
Martina: (enojada)
¡¿Que haces?!
¿No te das cuenta que estas manchando todo?
Deja, que el vino lo sirva yo.
Con
la mano libre agarra el vino. Deja la escoba y limpia con servilletas lo que
ensucio Augusto.
Augusto
la mira. Martina se sienta. Están sentados uno frente al otro, en el medio una
mesa con la cena servida. Luego de un silencio largo y tenso.
Martina:
Vos y yo sabemos que no sos especialmente bueno en nada… Vas de
acá para allá como un adolescente en celo sin dormir… Estiras el tiempo que
pasa y te aplasta… y así y todo te alcanza para endulzar algún oído, palpar un
culo y meterla… Tu cuota de suerte se alarga y eso a vos te tranquiliza… Esa
suerte chiquita que tenés… Esa suerte de eterno principiante.
Pausa.
Observan la comida.
Augusto:
¿Cocinaste vos?
Martina: Sí. Bife de lomo con papas
noisette.
Augusto:
Siempre me maravillo cómo mezclas el bife de lomo con las papas
noisette.
Martina:
Sí me sale bien.
Pausa
Augusto:
Perdoname, te interrumpí, seguí si querés.
Martina:
Sos el perdedor que a todas nos gusta y deberías creer en Dios
solo por eso.
Luego
de una breve pausa comienzan a comer. El ritmo es pausado y excesivamente
tranquilo. Todo es silencio.
Augusto:
Me vuelvo loco si no estoy con vos…
Martina:
Me impresiona cómo envejeces con dignidad, te po- nés prendas
pensadas de color oscuro, hacés depor- te, sos pensante…
Augusto:
Te extraño horrores…
Martina:
Me impresiona cómo te manejás en general. Con un poco de
sensibilidad me hacés el banquete y te ingiero hasta el hartazgo
Augusto:
No veía la hora de verte…
Martina:
Tu entrenamiento es infalible… yo siempre regodeándome en ese
lugarcito que me das.
Augusto:
¿Querés que hablemos?
Martina:
O que me dabas (Pensativa) ese lugarcito que me dabas.
O que me dabas (Pensativa) ese lugarcito que me dabas.
Augusto:
¿Querés hablar?
Martina:
No te podés quejar.
Sirve
vino en la copa de Él
Para ser un perdedor no te va nada mal.
Pausa.
¿Cómo estás vos? No dijiste ni una palabra desde que llegaste.
Augusto:
Cambiaste todo… la disposición de los muebles… la gama de
colores…
Observa
desconcertado todo el lugar. Pausa
Martina:
¿Pongo algo de música?
Augusto:
Cambiaste de lugar los cuadros…
Martina:
Algo tranquilo para acompañar la cena, nada estridente, obvio.
Augusto:
¿Y el cuadro mío? El que tenía los lunares amarillos.
¿Qué hiciste con el cuadro mío?
Martina:
¿Querés música clásica o jazz?
Augusto:
Me lo puedo llevar el cuadro… Me lo llevo si vos querés…
El cuadro de lunares te digo…
Martina:
Contame algo tuyo. Hablé yo todo el rato y vos no dijiste nada.
Augusto:
Para mí tiene un valor afectico, si para vos no significa nada
me lo llevo y listo. Para qué lo vas a querer si no lo vas a colgar.
Martina:
Ni una sola palabra te escuché decir. Si mal no recuerdo ese
cuadro te lo llevaste hace tiempo. Yo creo que no lo tengo…
Silencio
muy tenso.
Augusto:
No estoy bien, no me siento bien en general, la estoy pasando
como puedo, y ahora me vengo a desayunar del cuadro a lunares… y no es que me
importe especialmente el cuadro porque no me importa nada realmente… pero es la
actitud… si no lo ibas a colgar me lo podrías dar… Prefiero jazz, la música clásica me deprimiría…
Comienza a escucharse a Billie Holiday
interpretando The Man I
love.
Augusto:
En cambio elegís tirarlo o regalarlo vaya uno a saber a quién,
porque asumo que ya no está en la casa. ¿Me equivoco? Ya no estamos en la casa
ni el cuadro ni yo. Pero el cuadro podría tenerlo conmigo y no logro comprender
por qué elegiste regalarlo o tirarlo o lo que sea que hayas hecho… ¿Para qué me
dijiste que venga?
Martina:
¿Para qué viniste?
Augusto:
Decime lo que me querías decir.
Martina:
¿Qué hacés acá?
Augusto:
Decímelo de una vez.
Martina:
Voy a arrancarte los botones de la camisa, voy a romper el
cierre de tu pantalón, voy a morderte el labio, voy a exagerar como siempre las
bondades de tu sexo, voy a decirte que no mientras hago que sí, voy a tirar con
brusquedad tu pelo… tu cara… te voy a rasguñar la espalda mientras paso la
lengua por tu cuello.
Augusto:
¿Me amás?
Martina:
Y de este modo, voy a seguir afinando mi perversión de
enunciarte único.
Augusto:
¿Me amás o no me amás?
Martina:
Voy a ser la hija de puta que te enfiesta, sabiendo de sobra que
no me llegás ni a los talones.
Augusto:
Yo también te amo amor, también te amo…
Sube el volumen de la canción.
Comienza
a bajar la luz.
Fin