Nueva version del guion literario
ESC 1. EXT – PLAZA – DIA
SANDRA se encuentra dentro de su
auto, escuchando jazz. Se arregla y maquilla mirándose en el espejo retrovisor.
Mira
su reloj y se impacienta. Toma su cartera, apaga la música y baja del auto.
Camina por la vereda que rodea la plaza.
Se
cruza a AUGUSTO que viene de
frente a ella en sentido contrario. Ella se detiene unos segundos, lo mira y
sigue su caminata. Augusto se queda mirándola.
Sandra
se sienta en un banco de la plaza, saca de su bolso una empanada y empieza a
comer.
Augusto
se acerca al banco, se queda de pie al lado de él.
Augusto:
¿Empezas a comer sin mí?
Sandra
lo ignora y sigue comiendo tranquilamente.
Augusto:
¡Qué lindo día! ¿No?
Quedan
en silencio por unos instantes. Sandra traga su comida.
Sandra:(Sin mirarlo)
Vos y yo sabemos que no sos especialmente bueno en nada… Vas de
acá para allá como un adolescente sin dormir… Estiras el tiempo que pasa y te
aplasta… Tu cuota de suerte se alarga y eso a vos te tranquiliza… Esa suerte
chiquita que tenés…
Augusto
la mira unos instantes y se sienta al lado de ella, que continua comiendo. Se
sientan distanciados entre sí. Augusto la observa y Sandra no lo mira.
Augusto:
¿Las hiciste vos?
Sandra:
Sí.
Augusto:
Deben estar ricas…
Sandra
sin mirar a Augusto, le da una empanada. Augusto le da un mordisco y la mira.
Augusto:
Siempre me maravillo las mezclas que haces para los rellenos.
Sandra:
Sí me sale bien.
Ambos
comen en silencio.
Augusto:
Perdoname. ¿Ibas a decir algo y te interrumpí? Seguí si querés.
Sandra:
Sos el perdedor que a todas nos gusta y deberías creer en Dios
solo por eso.
Ambos
comen lentamente y en silencio. Augusto la mira.
Augusto:
Me vuelvo loco si no estoy con vos…
Sandra: (Sin mirarlo)
Me impresiona cómo envejeces con dignidad…
Augusto:
Te extraño horrores…
Sandra:
Me impresiona cómo te manejás en general. Con un poco de
sensibilidad me hacés el banquete y te ingiero hasta el hartazgo
Augusto
se acerca un poco mas a Sandra, manteniendo distancia.
Augusto:
No veía la hora de verte…
Sandra:
Tu entrenamiento es infalible… yo siempre regodeándome en ese
lugarcito que me das.
Augusto:
¿Querés que hablemos?
Sandra:
O que me dabas (Pensativa) ese lugarcito que me dabas.
¡Justamente la hora no viste! 40 minutos tarde.
Augusto:
¿Querés hablar?
Sandra:
No te podés quejar.
Martina
saca una botellita de agua y un vaso de plástico. Se sirve y toma agua.
Sandra:
Para ser un perdedor no te va nada mal.
Sandra
vuelve a tomar agua y guarda la botella y el vaso.
Augusto
observa los movimientos de Sandra.
Sandra:
¿Cómo estás vos? No dijiste ni una palabra desde que llegaste.
Sandra
se limpia las manos con unas servilletas que saca de su bolso.
Augusto
la mira desconcertado.
Augusto:
¿Y La pulsera de lunares?
Tenes puesta otra…
Sandra:
En un rato, me voy a mi clase.
Augusto
observa las muñecas de Sandra.
Augusto:
La pulsera que te regale… Esa no te la di yo.
Sandra:
No puedo llegar tarde. Mis alumnas son muy puntuales.
Sandra
guarda todo en su bolso.
Augusto:
¿Y la pulsera? La que tenía lunares.
¿Qué hiciste con la pulsera?
Sandra
se mira y se observa con un espejo de mano.
Augusto
se acerca mas a Sandra.
Augusto:
Me la podrías haber devuelto… Me la quedaba si querías…
La pulsera te digo…
Sandra:
Contame algo tuyo. Hablé yo todo el rato y vos no dijiste nada.
Augusto: (Apenado)
Para mí tiene un valor afectico, si para vos no significa nada
me la dabas y listo. Para qué la queres si no la vas a usar.
Sandra
lo mira a Augusto.
Sandra:
Ni una sola palabra te escuché decir. Si mal no recuerdo esa pulsera
te la di para que la llevaras a arreglar. Yo creo que no la tengo…
Se
quedan en silencio y Augusto le da la espalda a Sandra.
Augusto: (angustiado)
No estoy bien, no me siento bien en general, la estoy pasando
como puedo, y ahora me vengo a desayunar lo de la pulsera… y no es que me
importe especialmente la pulsera porque no me importa nada realmente… pero es
la actitud… si no lo ibas a usar me lo podrías dar…
Silencio
tenso.
Augusto:
En cambio elegís tirarla o regalarla vaya uno a saber a quién,
porque asumo que ya no la tenes. ¿Me equivoco?
La pulsera podría tenerla conmigo y no logro comprender por qué
elegiste regalarla o tirarla o lo que sea que hayas hecho…
Augusto
mira fijo a Sandra.
Augusto:
¿Para qué me dijiste que venga?
Sandra
lo mira.
Sandra:
¿Para qué viniste?
Augusto:
Decime lo que me querías decir.
Sandra:
¿Qué hacés acá?
Augusto:
Decímelo de una vez.
Sandra
se pone de pie repentinamente y lo mira a los ojos.
Sandra:
Voy a arrancarte los botones de la camisa, voy a romper el
cierre de tu pantalón, voy a morderte el labio, voy a exagerar como siempre las
bondades de tu sexo, voy a decirte que no mientras hago que sí, voy a tirar con
brusquedad tu pelo… tu cara… te voy a rasguñar la espalda mientras paso la
lengua por tu cuello.
Augusto:
¿Me amás?
Sandra:
Y de este modo, voy a seguir afinando mi perversión de
enunciarte único.
Augusto:
¿Me amás o no me amás?
Sandra:
Voy a ser la hija de puta que te enfiesta, sabiendo de sobra que
no me llegás ni a los talones.
Augusto
toma de la mano a Sandra y la trae hacia él.
Augusto:
Yo también te amo amor, también te amo…
Augusto
estando sentado y Sandra de pie, se abrazan.
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